Después de la desgracia, la revisión a empresas

Una vez más, como suele ocurrir siempre que se registra un accidente de fatales consecuencias, el gobierno del estado, en voz de su gobernador, asiste al lugar de la desgracias y a manera de consolación declara a los periodistas: “que se habrá de realizar una investigación para determinar las causas y garantizar la seguridad de las familias”.

Cuantas veces hemos escuchado esas mismas o similares palabras, que de tanto oírlas dejan de tener una significación real.

Porque desgraciadamente, luego de la desgracia como la registrada el sábado pasado en la alcoholera Monterrosa, propiedad de Destiladora del Valle, en donde una explosión dejó un número indeterminado de muertos, se dice que se va a proceder a aplicar una estricta revisión de las instalaciones de las empresas que representan un riesgo.

Mi abuelita Carmelita solía decir: después del niño ahogado, el pozo tapado.

La pregunta es: porque no se hacen esas estrictas revisiones, antes de que ocurran los accidentes y no se espera hasta que hayan muertes de inocentes, para anunciar que se va a proceder a tomar medidas en el tema.

Por cierto, el actual gobernador del estado de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa recorrió la mañana de ayer domingo, luego de que el fuego de la explosión había sido controlado, advirtió que si la Destiladora del Valle, propietaria de la alcoholera Monterrosa donde se incendió un tanque de almacenamiento de etanol, incurrió en alguna falta de seguridad, se actuará conforme a la Ley.

Luciendo una gorra de tipo beisbolista, con la leyenda en letras doradas “Gobernador” –como si algún veracruzano no lo reconociera- con un escudo no del estado sino de seguridad pública, adornada con hojas de olivo, el mandatario recorrió las instalaciones de la alcoholera.

No es la primera vez que el gobernador acude a algún evento con esa gorra, al parecer es la misma que ha utilizado cuando asiste a las conferencias de prensa y reuniones sobre la delincuencia organizada y enfrentamientos de balaceras.

Ya tuvimos un gobernador, recientemente, que le gustaba disfrazarse de acuerdo al evento de que se tratara, así lo mismo lo retrataban de bombero, enfermero, policía, charro o jarocho, como parte de una estrategia de imagen populachera.

Ojalá y el actual mandatario no siga sus pasos.

 

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